13/08/2022
Benidorm te espera.
Cuando uno va por la carretera y se acerca a Benidorm, lo primero que piensa es: ¿Qué hace esto aquí? Un caótico conglomerado de rascacielos con el enfoque puesto hacia un mar en el que se ha volcado toda la paleta de azules. Si llegas por la Avenida de Europa te darás cuenta de inmediato de que el ajetreo diario que se respira aquí es diferente al resto de ciudades del mediterráneo que hayas visitado. Autocares repletos de turistas, camisas hawaianas y personas vestidas de manera estrambótica sin que nadie les juzgue (aquí vale todo), bares con enormes terrazas donde los pálidos británicos disfrutan de su cerveza caliente tostándose al sol y toda una maquinaria perfectamente engrasada con una clara finalidad: hacer pasar las mejores vacaciones a aquellos que elijan este Manhattan español como destino (y de paso vaciar gran parte de sus bolsillos). Pero, ¿se puede vivir todo el año en este oasis de fiesta y despilfarro? ¿Es la vivienda accesible a todas las escalas?
Benidorm tiene muchos atractivos, pero el principal es que ha sabido encuadrarse en todos los niveles económicos. Resumiendo, puedes gastarte mucho o muy poco. Abundan los menús de 10 a 15 euros y los restaurantes de comida rápida, pero también existe una parcela para los más selectivos, que cada vez se está haciendo un hueco mayor en la ciudad. Y lo mismo exactamente sucede con la vivienda. Actualmente los pisos más económicos rondan los 30.000 euros (los eternos y castigados estudios de la Avenida Portugal) y los más caros alcanzan los 2.000.000 de euros (pasando los 4.000.000 si hablamos de los chalets independientes de la zona de Sierra Helada). De hecho, recientemente se ha vendido el piso más caro de la ciudad, en 2,8 Millones; un amplio apartamento de casi 400 m2 ubicado en la planta 15 de la flamante Delfín Tower. Todo un capricho para disfrutar de las excepcionales vistas, acompañado de todo el pack de servicios de lujo que conlleva la adquisición de una vivienda en este residencial que pronto quedará finalizado. Como veis, un amplio abanico dónde elegir, desde la codiciada primera línea de la playa de Levante, y cada vez más la de Poniente con sus nuevos proyectos, hasta la zona de Benidorm Pueblo, donde todo es mucho más accesible.
Pero si algo escasea en Benidorm es el alquiler de larga duración. La época de verano se ha convertido en la gallina de los huevos de oro para los arrendadores, la vaca que nunca deja de dar leche. El precio medio por noche y por persona en la temporada alta supera los 100 euros y la cuenta irá ascendiendo a medida que nos acerquemos a la 1º línea y sus espectaculares vistas. Por ello es complicado encontrar propietarios que quieran atarse a un alquiler de larga duración, donde dejan de ganar una cuantiosa cantidad de dinero en la temporada de verano. Muchos son los que deciden pasar las épocas de invierno aquí para poder disfrutar de ambientes más tranquilos durante el estío (y la consiguiente ganancia por el alquiler del apartamento). Pero, ¿está estructurado este alquiler vacacional? La respuesta es claramente un No. No existe una especialización del sector en este sentido y la mayoría de propietarios viven del boca a boca o se apoyan simplemente en el portero de la finca. Es demasiado sencillo hacer la transacción debido a la inmensa demanda que hay. Esto, eso sí, provoca a menudo (muy a menudo) una falta de garantía en calidades, servicios y atención de contratiempos a los inquilinos. Sin limitación alguna en el alquiler turístico, sea por meses, semanas o días, y una demanda gigantesca, el mercado inmobiliario aquí es un caballo desbocado que da la sensación de que va a descarrilar en algún momento. De hecho el periodo pandemia ha servido en gran parte a poner los pies en el suelo a más de un arrendador. Una época de sequía que se ha llevado a una infinidad de negocios de hostelería de la ciudad, pero también a muchos caseros que dependían exclusivamente del turista que parecía no llegar nunca por la limitación de movimiento. ¿Cuánto depende Benidorm del cliente extranjero? Demasiado.
Por ello la mayoría de personas que deciden vivir todo el año de alquiler buscan las zonas menos turísticas de la ciudad, normalmente las más alejadas del mar debido a los prohibitivos precios. El barrio de la Cala de Poniente, por ejemplo, es un claro exponente de un territorio intermedio, un oasis dentro del ritmo turístico, que va avanzando poco a poco hacia el cliente más selecto y que permite vivir de una manera más sosegada en un entorno privilegiado. Eso sí, también hay que preparar el bolsillo pues es una de las zonas que más se han revalorizado en los últimos años. Prueba de ello son los rascacielos de lujo edificados en los últimos años, como la Delfin Tower de la cual ya se ha hablado o el gigantesco InTempo, el residencial más alto de Europa.
En resumen, para vivir todo el año en Benidorm, posiblemente tengas que renunciar a la cercanía al mar o a unas vistas panorámicas y adentrarte en el pueblo, donde seguro también encontrarás rincones icónicos y ambientes exóticos, a un paso de todo. Otra ventaja; Benidorm es pequeño, y puedes ir casi a cualquier lugar caminando, un pueblo de ambición desmesurada que se ha convertido en una fantasía de maqueta donde poder disfrutar del ambiente lúdico más distendido en verano… y también en invierno.